Todos y cada uno de nosotros somos partícipes de un modelo de sociedad manteniendo una relación directa con variables diversas como la economía, la educación, la salud, el mercado de trabajo o la tecnología. Ejemplos como el uso de las tarjetas de crédito hasta el pago online a través de proveedores de pago como Bizum o soluciones de pago como Paypal permiten a los individuos realizar transacciones de forma instantánea, cómoda, gratuita y segura, lo cual a su vez requiere cierto conocimiento del sistema, ventajas e inconvenientes. Como personas físicas, partícipes del mercado laboral e independientemente de nuestra ocupación, debemos conocer que durante toda nuestra vida laboral nos estarán acompañando obligaciones fiscales como el IRPF para contribuir al sostenimiento de los gastos públicos y sería más que interesante conocer cómo están definidas dichas obligaciones que nos pertenecen. En nuestros hogares, saber leer e interpretar las facturas que recibimos por el uso de servicios de energía, agua o telefonía es imprescindible a la hora de hacer valer nuestros derechos como consumidores y usuarios y, esto ayuda a controlar que nos están cobrando justamente lo que corresponde.
Se trata de una formación transversal y estoy convencida que una base de alfabetización económica y financiera redunda en una mejor calidad de vida de todas los individuos y, por consiguiente, en un gran potencial de capital humano para las economías.
Opinión de Leticia Belmonte Cortés. Profesora de Economía en Secundaria y Doctoranda del grupo de investigación de Capital Intelectual de la Universidad de Castilla-La Mancha.